“Miro y no tengo miedo”,
Fritz Perls, Fundador de la Gestalt
España debe ayudarse a sí misma. Corren malos tiempos para un país que había encontrado su resguardo financiero bajo la tutela del patriarcado europeo. Malos tiempos para quien no supo, a tiempo, aprender con y del padre para, en un previsible futuro, andar libre y sin bastón de apoyo. Tal vez no tuvimos los mejores maestros ya que el buen maestro, como el buen padre, es aquel que ayuda (y permite) al alumno a desarrollar sus propias capacidades y, así, poder prescindir de maestro.
En estos últimos años no desarrollamos suficiente consciencia empresarial y por ello no supimos prever a tiempo la dirección de nuestros designios; no supimos conjugar a tiempo las múltiples variables que señalaban y anticipaban nuestra inevitable caída. Ahora España despierta resacosa de su adolescencia empresarial obligada a caminar sola en un mundo en el que los artificios financieros que sostuvieron el edificio capitalista (y que se dispararon desde 1971 tras el anuncio de Nixon de la suspensión formal de la convertibilidad del dólar en oro –patrón oro-) se van derrumbando día a día para dar paso a la progresiva creación de un mercado que busca el “valor de lo real”.
El ladrillo, nuestro becerro de oro por excelencia, seguirá desplomándose hasta alcanzar el valor que le corresponde “en justicia” y así, con nuestras capacidades financieras mermadas, nos hallamos desnutridos ante otro mundo que avanzó mientras tratábamos de enriquecernos al remolque del oportunismo especulativo del mercado inmobiliario y mientras nuestra educación, artífice del progreso real a largo plazo, quedaba relegada a planos de interés menor.
Ahora llega el momento de la gran decisión; dejarnos morir ante la pasividad de la ayuda europea o desarrollar una nueva consciencia empresarial que permita definir una nueva entrada en el marco de una economía que busca la autenticidad, el valor de lo real. Llega el momento de reinventar nuestra mirada, emulando a Picasso con sus “Damas de Aviñón” quien supo revolucionar, en aquellos días, la escena y el mercado del arte.
Desarrollar la consciencia significa simplemente desarrollar el “Darse Cuenta”; ampliar los límites que nos permiten identificar y (re)conocer el mundo que habitamos. Ampliar la consciencia significa ampliar el límite de la mirada, el límite de lo que se ve y precisamente mirar allí donde punza el ojo, donde la mirada sale de sus cuarteles de invierno y abre su paso hacia nuevos horizontes. Significa, en última instancia, ampliar nuestras posibilidades y nuestra capacidad de acción.
Ken Wilber, estudioso de la consciencia humana y uno de los mayores filósofos vivos, desarrolló una teoría integral (AQAL), donde articula de forma inter y transdisciplinaria un modelo de múltiples perspectivas para comprender el mundo. Para promover y avanzar con esta propuesta, fundó en 1998 el Instituto Integral, un centro de estudio para investigar las distintas aplicaciones de su enfoque holístico.
Voy a desarrollar uno de los conceptos básicos de la obra de Ken Wilber (término original de A. Koestler) aplicándolo al enfoque para el desarrollo de consciencia empresarial y como aproximación para un modelo de reflexión que ayude a identificar rápidamente nuevos espacios de innovación disruptiva:
Tesis del holón:
Los holones son valores jerarquizados. Según Wilber, la realidad no está compuesta de cosas, ni de relaciones, ni de procesos… la realidad está compuesta de holones. Los holones son a la vez, totalidades y partes. Es decir, totalidades que son parte de otras totalidades de orden superior. A modo de ejemplo un átomo está contenido en una molécula, una molécula en una célula, una célula en un órgano, un órgano en un cuerpo, etc… Cada elemento es, en sí mismo, una totalidad, y forma parte, a su vez, de totalidades de rango superior.
Por lo tanto, los holones emergen de la adición de otros holones, y las nuevas características que aportan, son cualitativamente diferentes a la simple suma de las partes que los componen. La unión de dos átomos de nitrógeno y uno de oxígeno forman el agua, elemento que lo incluye y trasciende en tanto que ofrece una realidad absolutamente diferente a cada una de las partes que lo componen.
Por lo tanto cada holón emergido incluye y, a la vez, transciende los holones que le preceden. Sin embargo, necesita de ellos para existir – sin los holones que lo configuran no existiría- y el resultado de la integración supera las expectativas razonables de una simple suma.
La estructura fisiológica de nuestro cerebro sigue, precisamente, este diseño (fig. 1): Cerebro reptil (cuerpo, centro motor, materia), cerebro límbico (comunidad-unión-memoria, centro emocional, proceso) y cerebro neocórtico (comprensión, centro intelectual, sentido).
El cerebro reptil está contenido en el límbico y el límbico, a su vez, en el neocórtico; cada tramo necesita del anterior para su existencia y el resultado de la conjunción supera la suma de las partes.
Esta analogía aplica al desarrollo de consciencia empresarial y al funcionamiento de los mercados de consumo e inversión:
Primer holón (análogo al cerebro reptil):
Jerarquía que describe prestaciones, funciones y servicios. Es el nivel de la supervivencia, donde cada unidad invertida es percibida como coste. Las decisiones a este nivel no serán estratégicas y estará, fundamentalmente, orientada a minimizar el gasto. Son los niveles de decisión de reposición y que, a modo de ejemplo, analizan y comprenden la amortización de equipos, funciones y prestaciones.
Segundo holón (análogo al cerebro límbico):
Las prestaciones y funciones se dimensionan en un contexto más amplio: comprender la contribución de las prestaciones y funciones específicas al funcionamiento del conjunto. Señala el nivel de la integración; el nivel que justifica los procesos integrados para crear sinergias. Este nivel jerárquico representa los procesos. Aquí los estudios de ROI y TCO y otros estudios que contribuyen a identificar y justificar el valor de una prestación, función o servicio en el conjunto contemplado, tratan de tangibilizar la rentabilidad de la operación. Por lo tanto este holón amplía la visión sobre el nivel anterior. Lo trasciende y, a la vez, lo integra. Este holón también lo podemos denominar espacio de inversión-supervivencia, en la que el enfoque empresarial consiste en aumentar la eficacia y la eficiencia de los procesos.
Tercer holón (análogo al cerebro neocórtico):
Los procesos y las prestaciones y funciones que operan en una empresa se engloban en un marco de actuación. Este marco determina el modelo de negocio. Es el paradigma desde el cual pensamos nuestros procesos y demandamos prestaciones, funciones y servicios. Esta envolvente determina el sentido último, el propósito de empresa y forma parte de nuestra cosmovisión, nuestra cotidianeidad, nuestra experiencia y memoria y, por lo tanto, suele ser imperceptible a nuestra consciencia más inmediata. Esta jerarquía que, a su vez, integra las anteriores, señala el espacio de inversión-liderazgo.
Las innovaciones disruptivas de gran alcance cuestionan este tercer nivel. Los innovadores disruptivos saben nombrar los paradigmas, deconstruirlos y crear nuevas realidades. Buscan asentar nuevas reglas de juego en un marco en el que todo parece estar escrito. Steve Jobs decía que el cliente no sabe lo que quiere hasta que lo tiene. En el fondo está nombrando la necesidad de creación de nuevos mercados; la creación de nuevos modelos que todavía no han nacido en la mente de los futuros compradores.
Hoy en día es urgente crear nuevos modelos. Estamos en transición. Estamos buscando nuevas formas de operar y nuevas fórmulas para crear mercado. Comprender este sencillo modelo permite ubicar el nivel de discurso y de pensamiento empresarial.
Y para ello, para conquistar nuevas tierras, tal y como declara, Juan Antonio Zufiria, Presidente de IBM de España, Portugal, Grecia e Israel se requiere liderazgo: querer hacer y saber hacer.
Ahora las empresas necesitan constituir internamente grupos multidisciplinares con líderes con alto conocimiento funcional, estratégico y transversal y, ante todo, voluntad y curiosidad para cambiar el mundo para, así, desplegar su creatividad innovadora y desplegar nuevos mercados. Las empresas necesitan líderes que se atrevan a trascender su propio conocimiento y sepan contagiarse en campos multidisciplinares de nuevas inspiraciones creando correlaciones y encontrando nuevas metáforas para hallar nuevos territorios.
Casus belli…cruzar el Rubicón y afrontar el riesgo de la batalla hacia la “peligrosa” libertad, el viaje de las
rutas salvajes….volver a elegir los mundos formados del material de los sueños y, así, despojarnos de nuestras “mesas-camillas”, tomar las riendas de nuestro destino y cruzar sus fronteras…
Hay que volver a soñar…porque…si dejamos de soñar, si dejamos de imaginar,… al final, dejamos de existir.