El mapa no es el territorio Alfred Korzybski
Cada persona crea su propia realidad. Entre nosotros y el mundo exterior interponemos filtros que despliegan nuestros particulares universos, y por lo tanto, un modo propio de interpretar la vida; teñimos la realidad de nuestra propia subjetividad.
El mapa no es el territorio, como formulaba Korzybski, padre de la semántica moderna, y conviene no confundir los símbolos de la realidad con la realidad propiamente dicha…conviene no confundir los objetos que se despliegan en nuestra consciencia con los objetos en sí. La cosa en sí y la cosa para mí, como diría Kant.
La tradición Advaita llama a este fenómeno, “Maya”: la realidad inaprehensible, la realidad como pura ilusión.
Algunos de los filtros que condicionan nuestra experiencia del mundo (y, literalmente, lo transforman) son:
Nuestros sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato), nuestras emociones, nuestros condicionamientos biológicos (hombres y mujeres estructuran la realidad de forma diferente, como demuestra la neurobiología), nuestra estructura neurológica, nuestra concepción del tiempo, nuestras experiencias pasadas, nuestras expectativas y deseos, nuestro nivel de consciencia, etc.….
Y un filtro, adicional, y que presento en este artículo es el MEME.
El término MEME es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en 1976 en su libro “El Gen Egoísta” por la semejanza fonética con «gene» –gen en idioma inglés– y para señalar la similitud con memoria y mimesis. (Memory, Mimetic + Genetics = Memetics; Mem – Gen)
Así como el gen es la unidad básica biológica, el MEME, análogamente, representa la unidad básica cultural. Los genes comprenden lo innato y los MEMES lo adquirido.
Un MEME es, en esencia, un virus; un virus que se instala en la mente y se transmite, aprovechando la condición social del hombre, horizontalmente por contagio cultural o por imitación, propagándose de cerebro en cerebro; las modas, las formas de fabricar, la idea de Dios, las marcas, melodías, ideas, hábitos…todo ello son MEMES, unidades culturales básicas que conforman nuestra cosmovisión (Weltanschauung) a través del desarrollo de nuestras creencias, valores y, finalmente, nuestra identidad.
Esto no es algo trivial, ya que, como explica Ken Wilber –padre de la Teoría Integral-, nuestro razonamiento, nuestra comprensión y nuestra visión del mundo se desenvuelve dentro de un contexto cultural específico. (Un indio del Amazonas que nunca haya estado en contacto con la civilización, jamás pensaría “Voy a Starbucks a tomarme un café”). Y este contexto cultural, expresado en lenguaje fundamentalmente –el lenguaje determina la realidad (Wittgenstein)-, está sometido a continuas invasiones/infecciones de MEMES.
En el transcurso de la historia estos MEMES se transmitieron a través de la educación y ahora más rápidamente por internet. Cuando los memes llegan al cerebro forman patrones creando macromemes y constituyen un sistema de muchos memes estructurados e interrelacionados formando un objeto cultural complejo, tal como una lengua, una teoría, una mitología, una tecnología, etc.
El peligro es no darse cuenta que estamos expuestos a memes buenos o malos, beneficiosos o perjudiciales para nuestro desarrollo.
Entendiendo la naturaleza profunda de los MEMES podemos deconstruir ciertas unidades culturales básicas que encorsetan y condicionan el libre despliegue de nuestro pensamiento y, consecuentemente, de nuestra identidad. De esta manera hay que cultivar y activar la atención (medio para el desarrollo de consciencia) para combatir la intrusión.
Por lo tanto, recapitulando, más allá de los conocidos virus biológicos e informáticos, aparecen, ahora, estos virus de la mente.
Generalmente, al hablar de virus, desata connotaciones negativas.
Veamos, ¿Qué es un virus?
Un virus es un vehículo para una idea o una información que intenta penetrar en un sistema para reproducirse/infectarse. Si consigue, finalmente, instalarse en el sistema puede generar alguno de los siguientes efectos:
Efecto negativo:
El MEME se comporta como un virus en el sentido tradicional, dañando al sistema que lo alberga. Una idea o información parasitaria que secuestra nuestra voluntad para responder al mundo.
Por ejemplo seguir las pautas del vestir que marca una moda, dificulta el contacto con mi propia identidad para vestir.
Efecto positivo:
El MEME es un “TOOL”, una herramienta que requiere y desarrolla la capacidad/inteligencia del hospedador.
Por ejemplo un programa informático requiere mi inteligencia para manejarlo y, a su vez, desarrolla mi inteligencia posibilitando la configuración de nuevos procesos.
¿Cómo podemos discernir los MEMES beneficiosos de los nocivos? Muy sencillo. Simplemente formulando preguntas adecuadas que cuestionen la idea o información tratada:
¿Por qué defiendo realmente esta idea? ¿Es beneficiosa para mi?
¿Es una idea tabú? ¿Es una idea virtuosa? ¿Es una idea compulsiva?
¿Me tensa desprenderme de esa idea? ¿Me tensa asirme a esa idea?
¿Existen otras alternativas que rechazo?
¿Está fundamentada esta idea científicamente o a través de mi experiencia directa?
¿Qué pasaría si no siguiera/usara esa idea?
Para no contagiarnos con memes indigestos hay que aprender con la propia experiencia, para que las ideas no sean solo copias, sino MEMES de propia creación. Fabricar MEMES es intermediar entre lo innato y lo adquirido lo que permitirá convertirnos, en definitiva, en arquitectos de nuestro propio destino.
Para evitar que nuestra mente sea secuestrada por opiniones devaluadas y condicionadas, hay que desarrollar la capacidad para crear opiniones independientes; opiniones forjadas desde nuestro fondo más radical; desde el centro mismo de nuestra identidad.
El Credo de Buda
– No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.
– No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.
– No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.
– No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.
– No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.
– No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.
– Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.
BUDA